Mucha gente se queja de los DLC’s, los juegos fáciles y su corta duración. Es casi un dicho popular que los shooter como Halo o Call of Duty han destrozado el mágico mundo de los videojuegos, y yo soy el primero de esa gente, dispuesto a tener acaloradas discusiones sobre el tema durante horas.
Pero al igual que esa genial novela
que es Juego de tronos, estoy notando que los videojugadores no nos
damos cuenta del verdadero problema que se acerca. Antes de nombrar el
problema en sí, prefiero poner como ejemplo otro tipo de ocio: la
música.
Hace varias décadas, los grupos con
mayor éxito eran entre otros The Beatles, Led Zepelin y Michel Jackson,
música que te podía gustar más o menos, pero que indudablemente tenían
un trabajo y calidad detrás.
Pero con la llegada masiva de internet (más o menos desde finales de los 90 hasta la actualidad), los grupos que tenían éxito cada vez eran de una calidad mucho más cuestionable y mucho más simples musicalmente. Aunque hay muchas teorías al respecto, una de las más aceptadas es que la gente que usa internet para escuchar música no la aprecia, ya que “como es gratis” no para de bajarse música con el objetivo de “estar a la moda musical”.
Cuando yo era pequeño no podía escuchar cualquier canción justo en el
momento que quisiera, sino que tenía que comprarme el disco o esperar a
que sonara en la radio. El niño más afortunado tenía acceso a cientos
de canciones en su casa (en sus respectivos discos), y no a millones
como ocurre en la actualidad.
En mi caso, yo era un fiel seguidor del rap español. No era un género muy popular en aquella época, solo existía un programa de radio de dos horas que únicamente ponían los sábados, y con ello me tenía que conformar para escuchar e informarme de mi género favorito. Esperaba con impaciencia durante la semana, comprándome una cinta de cassete todas las semanas con mi escasa paga para poder tener una cantidad de canciones respetable.
Este hecho hizo que apreciara muchísimo más la música, haciendo que muchas canciones que eran una basura me parecieran joyas. Con la llegada de internet a mi casa se me abrió un nuevo mundo, pudiendo escuchar y descargar canciones de cualquier género.
La gente que ha vivido situaciones parecidas a la mía aprecia la música igual que yo, pero yo pertenezco a la última generación que nació sin internet, por lo que se imaginar mi vida sin él. Pero la gente más joven que yo no aprecia la música. La oyen solo para ambientar sus fiestas. Desgraciadamente, estoy notando que la inmensa de adolescentes se ahoga con composiciones de Vivaldi o Chopin.
Y todo esto desde lo legal, siendo Spotify el servicio más famoso de música en la red. Si hablamos de lo ilegal ya es cero aprecio musical en la mayoría de casos.
Qué tiene que ver esto con los videojuegos, te preguntaras. La respuesta tiene un nombre: OnLive. Para quien no lo conozca, OnLive es un servicio que trata sobre videojuegos en la nube, con el cual pagas una cuota mensual y tienes acceso a decenas de juegos al instante, a los cuales podrás jugar solo con tener acceso a internet.
En mi caso, yo era un fiel seguidor del rap español. No era un género muy popular en aquella época, solo existía un programa de radio de dos horas que únicamente ponían los sábados, y con ello me tenía que conformar para escuchar e informarme de mi género favorito. Esperaba con impaciencia durante la semana, comprándome una cinta de cassete todas las semanas con mi escasa paga para poder tener una cantidad de canciones respetable.
Este hecho hizo que apreciara muchísimo más la música, haciendo que muchas canciones que eran una basura me parecieran joyas. Con la llegada de internet a mi casa se me abrió un nuevo mundo, pudiendo escuchar y descargar canciones de cualquier género.
La gente que ha vivido situaciones parecidas a la mía aprecia la música igual que yo, pero yo pertenezco a la última generación que nació sin internet, por lo que se imaginar mi vida sin él. Pero la gente más joven que yo no aprecia la música. La oyen solo para ambientar sus fiestas. Desgraciadamente, estoy notando que la inmensa de adolescentes se ahoga con composiciones de Vivaldi o Chopin.
Y todo esto desde lo legal, siendo Spotify el servicio más famoso de música en la red. Si hablamos de lo ilegal ya es cero aprecio musical en la mayoría de casos.
Qué tiene que ver esto con los videojuegos, te preguntaras. La respuesta tiene un nombre: OnLive. Para quien no lo conozca, OnLive es un servicio que trata sobre videojuegos en la nube, con el cual pagas una cuota mensual y tienes acceso a decenas de juegos al instante, a los cuales podrás jugar solo con tener acceso a internet.
Por un lado puede estar bien, porque
se gana en inmediatez, ya que tienes el juego en el momento, no como en
Steam, que tienes que esperar a que se descargue y que se instale.
Pero yo quiero hacer una pregunta: ¿qué pasaría si este servicio se
llega a estandarizar y TODOS los videojuegos existentes salen en este
servicio?
La respuesta es clara: el porcentaje de videojuegos completados se rebajaría súbitamente. Si tenemos un acceso inmediato a cientos (o incluso miles) de juegos seremos unos indecisos, no sabremos a que jugar. Dicho de otra manera: desearemos acabar un juego para jugar al siguiente.
En la actualidad (y más con los tiempos que corren) la mayoría de videojugadores aprovechan al máximo sus compras videojueguiles, barajando varias posibles compras. La elección de que videojuego comprar es algo casi tan entretenido y mágico como el simple hecho de jugarlos.
Por otro lado, está el tema del coleccionismo. Está claro que el sistema de videojuegos en la nube es muy cómodo en cuestiones de espacio y ecología, pero esto le quita un encanto importante a la adquisición de videojuegos. Al igual que el placer de oler la primera página de un libro nuevo es indescriptible, quitarle el precinto a un videojuego y sentir el sonido que hace al ser sacado de su caja es algo con lo que nunca podrá competir una ludoteca online.
Además de que acaba de un plumazo con las tiendas y las colecciones de videojuegos. Yo mismo colecciono videojuegos desde hace años, y el no poder ver una copia de Plantas vs Zombies en mi estantería me espina el corazón. Si OnLive tiene éxito las colecciones de videojuegos serán chatarra que ocupa mucho espacio.
La respuesta es clara: el porcentaje de videojuegos completados se rebajaría súbitamente. Si tenemos un acceso inmediato a cientos (o incluso miles) de juegos seremos unos indecisos, no sabremos a que jugar. Dicho de otra manera: desearemos acabar un juego para jugar al siguiente.
En la actualidad (y más con los tiempos que corren) la mayoría de videojugadores aprovechan al máximo sus compras videojueguiles, barajando varias posibles compras. La elección de que videojuego comprar es algo casi tan entretenido y mágico como el simple hecho de jugarlos.
Por otro lado, está el tema del coleccionismo. Está claro que el sistema de videojuegos en la nube es muy cómodo en cuestiones de espacio y ecología, pero esto le quita un encanto importante a la adquisición de videojuegos. Al igual que el placer de oler la primera página de un libro nuevo es indescriptible, quitarle el precinto a un videojuego y sentir el sonido que hace al ser sacado de su caja es algo con lo que nunca podrá competir una ludoteca online.
Además de que acaba de un plumazo con las tiendas y las colecciones de videojuegos. Yo mismo colecciono videojuegos desde hace años, y el no poder ver una copia de Plantas vs Zombies en mi estantería me espina el corazón. Si OnLive tiene éxito las colecciones de videojuegos serán chatarra que ocupa mucho espacio.
Con este texto no pretendo decir que OnLive sea el demonio de los
videojuegos que viene a acabar con todo, ya que solo estaría negando la
evolución tecnológica. Lo único que pretendo es que reflexionéis hasta
que punto conviene buscar el avance en ciertas cosas, y si conviene
aceptarlas solo porque sean “modernas”.
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