Erase una vez en pueblo Paleta, un joven que no quería ser
entrenador pokémon, era un rebelde que nunca hacía lo que hicieran
los demás. Ese joven se llamaba Rojo.
El profesor Oak tenía preparado un pequeño Pichu para Rojo, pero
Rojo lo rechazó, diciendo que los que son entrenadores no son más
que unos conformistas que hacen lo que la televisión les ha enseñado
que es lo correcto. Pero aún a pesar de que no quería ser
entrenador, sabía que el profesor Oak abandonaría a Pichu en una
Pokera (un símil de perrera), por lo que lo acogió como mascota.
Al principio la madre de Rojo estaba muy enfadada con él, por no
hacer lo que hacían los demás niños. Rojo tampoco era buen
estudiante, ya que consideraba el colegio como algo innecesario en su
crecimiento. Rojo se pasaba los días escuchando música y dibujando
en el jardín de su casa, pero su madre se lo prohibió cuando Rojo
le comunicó su decisión de no ser entrenador.
Su madre le castigó sin MP3, sin paga y sin salir de casa hasta
que no encontrara un trabajo o empezara a sacar buenas notas. Rojo se
negaba a estudiar, y era muy joven para encontrar trabajo. Por el
aburrimiento que tenía, y por la marcha de su mejor amigo, Azul,
empezó a forjar una gran amistad con Pichu.
Muchas veces Rojo y Pichu se escapaban por la ventana y se iban
por ruta 1 para disfrutar del campo. A diferencia de otros, cuando
Rojo veía a pokémon salvajes no luchaba con ellos, sino que jugaba
con ellos. A pesar de que Pichu nunca estuvo en una combate, sus
habilidades físicas aumentaron mucho por todo el tiempo pasado en el
campo, al igual que Rojo, que con los años se convirtió en un chico
muy fuerte y con mucha agilidad, gracias a todos las horas dedicadas
a jugar con Pichu y los pokémon de ruta 1.
Un día, en el colegio, el profesor de gimnasia se dio cuenta de
las facultades físicas de Rojo al verle jugar a fútbol en el
recreo. Le convenció para apuntarse al equipo de fútbol del pueblo,
y a su madre le gusto la idea, con suerte su hijo conseguiría
ganarse la vida de futbolista.
Cuando se apuntó por fin tuvo una motivación, por lo que se
entrenó muy duramente con Pichu para ser el mejor jugador posible.
Rojo tuvo una mejora considerable en su habilidad con el
balónpié, y Pichu evolucionó a Pikachu.
Con los años Rojo ascendió al equipo profesional, y el equipo
profesional llegó a la 2ª división de los 5 grandes continentes
pokémon. Fue uno de los jugadores más destacados de su equipo, lo
que hizo que consiguiera una oferta del Psíquicos F.C., el equipo
más fuerte de ciudad Púrpura. No pudo rechazar la oferta, y se
trasladó a dicha ciudad. Pero Pikachu se quedó en Pueblo Paleta, en
la casa que le ofrecían a Rojo en Ciudad Púrpura no se podían
llevar mascotas, y aún no tenía dinero suficiente para comprarse él
mismo una casa.
Rojo se fue, prometiéndole a Pikachu que volvería a verle todas
las veces que pudiera y que le llevaría a Ciudad Púrpura en cuando
pudiera.
La madre de Rojo respiró aliviada cuando su hijo se fué, nunca
aguantó su carácter rebelde. Pikachu sabía que no le quedaba mucho
tiempo en esa casa: ahora que era un pokémon más grande comía
mucho más, y la madre de Rojo no le tenía ningún cariño. A los
pocos días de la marcha de Rojo, su madre le abandonó.
Pikachu estuvo un tiempo comiendo de las sobras de la madre de
Rojo, además de que ya no iba al bosque a jugar con los demás
pokémon porque le daba miedo ir él solo. Esto hizo que se volviera
mucho más débil y empezó a tener una seria falta de nutrientes.
Estaba siempre atento de los coches que se acercaban a la casa de
Rojo, esperando que alguno fuera su amigo haciéndole una visita a su
madre. Después de varios meses, Rojo volvió. Estuvo observando
desde fuera la conversación que tuvo con su madre, y cuando su
madre le dijo que había abandonado a Pikachu, Rojo no mostró ninguna pena. Es
más, puso cara de alivio. Pikachu se entristeció mucho por esto,
pero aún así esperó pacientemente hasta que Rojo saliera de su
casa.
Cuando Rojo salió, Pikachu corrió hacia él con todas las
energías que pudo. Rojo le acarició, y le dijo que no podía
llevarle con él, ya que le estaba yendo muy bien y a lo mejor se
cambiada de equipo. Pero Pikachu le conocía muy bien, y sabía que
mentía. Rojo se subió a su coche y no le volvió a ver nunca más.
Pikachu comprendió que Rojo no era un rebelde, se hacia el rebelde
para que no le compararan duramente con Azul.
Después de esto, Pikachu siguió comiendo de las sobras, hasta
que un día la madre de Rojo se dio cuenta y puso verjas en el
jardín. Forzado por esto, Pikachu volvió al bosque con la esperanza
de que sus viejos amigos pokémon se acordaran de él y poder vivir
ahí. Pero a las pocas horas se dio cuenta que lo que les gustaba a
los pokémon del bosque era Rojo, no él.
Unos días después, Pikachu estaba muy desnutrido y muy débil,
solo comía setas, alimento insuficiente para un Pikachu adulto. De
repente, Azul le vio, y al darse cuenta de lo débil que estaba le
lanzó una pokeball sin pensárselo. Pikachu hizo todo lo posible por
huir, pero tenía muy pocas fuerzas para escapar.
Después de eso, estuvo unos cuantos días ahí encerrado, sin
saber qué pasaba. Estaba como dormido, ya que no necesitaba comer ni
orinar, pero a la vez no podía moverse. Empezaba a desesperar,
cuando Azul le sacó de su pokeball.
Primero le enseñó unos cuantos ataques, le habló sobre las
estrategias que usaría con los demás pokémon y empezó a
entrenarlo. Pikachu nunca había peleado con otro pokémon, pero a
los pocos días ya empezaba a sentirse poderoso. Azul era el campeón
de Kanto, y quería un pokémon eléctrico para derrotar a los Zubat
del Team Rocket.
Según decía Azul, los Team Rocket eran unos malvados por usar a
sus pokémon como armas, sin darse cuenta que él mismo utilizaba a
los pokémon como arma. A Pikachu no le gustaba nada pelear contra
otros pokémon, no quería hacer daño a nadie, pero si desobedecía
a Azul le metería en la Pokeball durante incontables días, o peor
aún, le abandonaría. Por ello Pikachu obedecía a pesar de que le
dolía hacer daño a otros pokémon.
En una noche lluviosa, le dio tal descarga a un Rattata que lo
mató, lo que hizo que Pikachu llorara incontroladamente. Azul decía
que era una pena, pero que debían de continuar, ya que Giovani
estaba cerca. Al ver el poco respeto que tenía Azul hacia los
pokémon salvajes, usó su movimiento “ataque rápido” para
embestir a Azul, cogerle una de sus pokeball con el pokémon con el
que solía conjuntar y escapar con “agilidad”.
Pikachu corrió, tanto como pudo. Una vez que recupero las
fuerzas, sacó al pokémon de su pokeball, y salió un Graveller.
Pikachu le contó a su amigo lo ocurrido, y ambos decidieron ir a por
Azul para liberar al resto de los pokémon de su equipo.
Entraron a la cueva donde estaba el escondite de Giovani, y vieron
por el suelo un gran número de pokémon debilitados. Les preguntaron qué
había pasado, y al parecer Azul sacó a su Arcanine, su pokémon más
poderoso, para pagar su enfado con los pokémon salvajes. Pikachu y
Graveller cargaron llenos de furia contra Azul.
Cuando lo encontraron, vieron a Arcanine peleando con el Persian
de Giovani. Al parecer, Arcanine se había quedado sin puntos de poder
por atacar a todos esos pokémon salvajes anteriormente, por lo que cayó
ante Persian, a pesar de ser un pokémon más débil. Azul le azotó e insulto
fuertemente, acto que hizo que Pikachu y Graveller se lanzaran a por
él sin vacilar. Una vez acabaron con él, fueron contra Giovani.
Una vez los pokémon de ambos fueron liberados y recuperados,
enterraron los cuerpos sin vida de los entrenadores. Uno era el
campeón de Kanto, y otro era el jefe del Team Rocket, sabían que
los humanos irían a por ellos y los matarían.
Así que Pikachu, al mostrar su iniciativa y su inteligencia, fue
elegido el líder de ese grupo de pokémon. Pikachu y los demás
decidieron juntase con los pokémon de la cueva y del Bosque Verde
para atacar Ciudad Verde y Pueblo Paleta, los dos sitios donde más
peligro tenían de ser atacados al ser la tierra natal de Azul y
Giovani. Su ataque fue directamente a los entrenadores, para poder
liberar a los pokémon de estos. Poca gente murió, pero la mayoría
de los pokémon entrenados fueron liberados.
Al ver que superaban en número y en poder a los humanos, los
pokémon liderados por Pikachu y los demás siguieron por Kanto
liberando a los pokémon de los entrenadores. Los humanos empezaron a
usar armas de fuego, lo que hizo que la batalla fuera mucho más
sangrienta, muriendo muchos pokémon y humanos.
Un día llegaron a Ciudad Púrpura, y Pikachu estaba decidido a ir
por Rojo. No fue difícil llegar hasta él, muchos pokémon poderosos
como varios Charizard le servían como alas a Pikachu.
Una vez que lo tenía delante, Pikachu fue incapaz de atacarle.
Estaba claro que Rojo no le reconocía, ya sea porque se olvidó del amigó que abandonó tantos años atrás o
por el miedo que se reflejaba en sus ojos. Pikachu le dio la espalda
y dejó que los Charizard se encargaran de él.
Muchos años después, los pokémon dominan los 5 grandes
continentes pokémon, y ahora son los humanos los que viven de manera
salvaje, ya que gracias a los pokémon psíquicos se ha creado una
especie de civilización pokémon. La gran diferencia es que los
pokémon dejan en paz a los humanos, no como hacían ellos,
exceptuando a los pokémon que necesitan grandes presas, como los
Gyarados, los Charizard o los Hydreigon.
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