No me refería a este tipo de conducción... |
Odio los videojuegos de conducción. Se supone que un videojuego
es algo con lo que entretenerse, y un juego de conducción no cumple
con ello. Entre que eliges el vehículo, te adaptas a su manejo, te
aprendes los circuitos y lo mejoras y/o consigues vehículos mejores
ya me he dormido. Por no hablar de los juegos más realistas, en los que tienes
el acelerador pulsado indefinidamente en las rectas, sin esquivar
peatones ni nada. Me aburro solo de pensarlo.
Pero yo soy alguien al que le gusta probar de todo, ya sea en el
cine, en la música, o en el caso que nos ocupa, los videojuegos. De
vez en cuando (muy de vez en cuando) descubro algún juego de
conducción que me engancha, ya sea por lo espectacular que es, su
banda sonora o lo divertido que resulta para jugar con amigos. Veamos
cuales son mis favoritos:
10. Pure
Por recomendación insistente de un amigo, y por verlo a 4 perras
en un GAME, me lo acabe comprando. Me sorprendió sobre todo lo
espectacular de sus paisajes, los cuales son desde maravillosos
bosques a grandes desiertos.
El control de nuestros ATV es espectacular, sobre todo gracias al
buenísimo editor. Además de poder cambiar el diseño del ATV, las
ruedas, el color y demás mariconadas; también podíamos tunearlo
cambiando altamente su rendimiento en la pista. Por ejemplo, para un
circuito con muchas curvas necesitábamos un ATV con un gran agarre y
mucha aceleración, y para un circuito donde los saltos son más
importantes necesitaríamos uno más ligero y con más velocidad
punta.
9. Burnout Paradise
Un jodido laberinto, eso es este juego. Una ciudad enorme, una infinidad de rampas y saltos donde veremos
algunas de las escenas más espectaculares de esta generación.
Las carreras se hacían en la misma ciudad, en la cual se podían
hacer dos cosas: seguir el camino que te recomendaban (mediante unas
señales que requieren unos reflejos de jedi) o ir por donde te salga
de los huevos, ya sea yendo por atajos o simplemente por otro camino.
Puede parecer una tontería, pero aprenderse la ciudad de memoria es
tan importante como saber meter el juego en la consola.
Destacar la banda sonora, la cual es un poco... rara. Canciones
legendarias como “Epic” de Faith no more o “My Curse” de
Killswitch Engage aparecen, pero también otras como “Girlfriend”,
de la polémica (y maciza) Avril Lavine, pasando por grandes obras de
música clásica (si, música clásica).
Con una solvencia increíble, la saga se adaptó en PSP de una
manera espectacular, tanto gráficamente como jugablemente. No sólo
vemos la enorme diversidad de vehículos del original, sino que
incluso hay más. Tal vez, lo único de lo que me puedo quejar es de
su escaso número de circuitos, algo que desgraciadamente es común
en la saga.
Pero si hay una cosa buena, es la banda sonora. Motorhead,
Bullet for my valentine, Pendulum, The Prodigy, Radiohead, The
Chermical Brothers… Simplemente alucinante, las
espectaculares imágenes del juego se conjugan a la perfección con
esta cañera banda sonora.
Saga legendaria en los arcades de conducción, siendo el primer
juego de este tipo y seguramente el más importante en la historia de dicho género. Gracias a este
juego, quedar primero dejó de ser lo importante para tener una mayor
importancia joder al rival. ¿Qué hay más bonito que esto?
Elijo esta entrega por ser la versión
definitiva del original de Super Nintendo. La molesta pantalla donde
se veía las posiciones de los rivales desaparecía, cosa que se
agradece. Los circuitos dan ahora una mayor sensación de velocidad,
y están mejor diseñados para repartir hostias. Todo esto es algo
que se pierde en las entregas en 3D, a las cuales siempre les he
tenido una manía especial, aunque nunca he sabido explicar el
porqué.
6. Revolt
En mi juventud, el dinero era muy limitado. Ahora aún más, pero
tengo internet, y en internet menos coca-colas puedo conseguir de todo.
En mi época juvenil prácticamente sólo jugaba al PC con los juegos
que regalaban en las revistas videojueguiles de la época. Cuando una
vez regalaron este juego pensé “menuda mierda, un juego de coches,
con lo que los odio”.
Pero por alguna razón (seguramente la falta de porno) me instalé
el juego, y joder, que cosa más adictiva. El control era muy raro,
incluso diría que malo. Los escenarios eran simplones, aunque de
diseño simpático. La diversidad de coches limitadísima. Por no
hablar de los escasos modos de juego. Pero aún así, este juego
enganchaba lo suyo.
La razón era simple: eran coches teledirigidos. En lugar de
manejar maquinas que alcanzan los 100 km/h en 2’3 segundos,
controlabas unos bichos que rara vez corrían más que yo mismo. En lugar
de conducir en lujosos circuitos, los circuitos eran una casa o una
calle, teniendo que esquivar sillas y cubos de basura. Y el control
es una delicia cuando te acostumbras.
Si no eres aficionado a los juegos de conducción, este juego es
muy recomendado si quieres jugar a alguno, más simpaticón
imposible.
5. Need for Speed Hot Pursuit II
Este es el único juego “realista” del top, al menos en el
manejo del coche, ya que chocarse a 200km/h contra un pared y ni tan
siquiera volcar significa que muy realista no es. A favor a este
juego decir que tiene unos escenarios preciosos y una banda sonora
buenísima, siendo “Flever to flava” una pedazo de canción que
hay que escuchar al menos una vez en la vida.
La razón por la que me gusta este juego es muy simple: las
persecuciones. Si juegas con un amigo, y os turnáis para ser el
delincuente y el policía os esperan unas cuantas tardes donde los
piques, las risas y los “bua tío, que espectacular” serán
constantes.
4. Motorstorm
El primer juego al que jugué de PS3, y en un principio no me
gustó nada. “No paro de chocarme, menuda mierda” pensé. Una vez
que tuve la PS3, me descargué la demo, “total, es gratis”
pensé, y vi un juegazo increíble.
La variedad de vehículos es abrumadora, siendo casi un juego
distinto cada vez que cogemos una moto y luego un camión. Simplemente
espectacular el manejo de todos los vehículos. Si a eso le sumamos los increíbles gráficos, los espectaculares
(aunque vacíos) escenarios y la heroína jugable que es este juego
tenemos en Motorstorm el mejor juego de conducción de esta
generación.
Al igual que en su entrega portátil, la banda sonora es
buenísima, habiendo temazos como “Breed” de Nirvana o “Before
& Foget” de Slipknot, redondeando el producto como un juegazo.
3. Burnout Revenge
Aunque no fue la última entrega de las consolas de 128
bits, esta es en mi opinión la entrega definitiva de la saga: takedowns, saltos espectaculares, escenarios con un diseño
desgarrador, velocidad diabólica, gráficos de infarto, larguísimo,
y por supuesto, Takedowns verticales y explosivos, siendo estos una
de las cosas más espectaculares que han salido de mi querida PS2.
Y por encima de todo, la banda sonora. Objetivamente, no es la mejor de la
saga, pero esos temas de Post Harcore, Harcore Punk, Metal
alternativo o Heavy metal moderno son alucinantes. Aunque no te guste
este juego, si te gusta el metal y/o el rock debes escuchar la banda
sonora de este juegaco.
Un juego hecho para perder tardes. ¿Por qué digo esto? Porque
una vez juegas, no puedes parar. Si quieres hacer algo en los
próximos días, no te acerques a este juego. Acercarse significa
quedarse enganchado durante horas, viendo como tus enemigos muerden
el polvo.
Por no hablar de los vicios a este juego con amigos. Los piques
son legendarios. Y cuando digo legendarios, digo que en incontables
ocasiones hemos acabado la carrera con una diferencia de 0’02
segundos. Si eso no es legendario, nada lo es.
Pero no solo es viciante este juego, pues los gráficos son
buenísimos, la banda sonora muy pegadiza, el control de los karts es
una delicia, y ofrece una buena variedad en sus modos de juego.
Además de viciante, es casi perfecto en todos los apartados. Por
tener tiene hasta una historia simpática.
Solo decir que este juego es uno al que más horas he dedicado, y
eso que su modo principal tampoco es muy largo.
1. Burnout 3: Takedown
Puede que haya dicho que Burnout Revenge es la culminación de la
saga, pero no por ello quiere decir que es el mejor. Este juego es
simplemente, uno de los mejores de la época de 128 bits, así de
simple.
Las carreras eran desde principio a fin tremendamente
emocionantes, siendo los reflejos y la habilidad algo importantísimo.
Por decir algo, era común pasar de 50 km/h a 280 en menos de un
segundo, esquivar al tráfico (ya que si te chocas, pierdes un tiempo
valiosísimo, al contrario de la mayoría de juegos de la misma
índole), preocuparte por que tus rivales no te peguen, pegarle tú a ellos y
además ganar la carrera. Más emociónate, imposible.
Además de eso, el juego tenía unos temazos importantes (“Time
and Time Again”, y “Make the Sound” son solo unos ejemplos), un
apartado gráfico brutal y por si fuera poco, larguísimo.
Y lo que marca la diferencia: es muy carismático. Cuando piensas
en este juego, piensas en esos Takedowns tan espectaculares, en esas
sesiones de furia al volate tan increíbles o en su comentarista, tal
vez el mejor de la historia del videojuego.
Burnout 3 no es sólo mi juego favorito de conducción, sino uno
de los mejores juegos que he jugado en la vida. Y odio los juegos de
coches, lo que le da aún más merito.
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