Los shooters de pura cepa, los de disparar a todo lo que se mueva, nunca me han gustado demasiado. Doom es divertido, y con Gears of War me lo paso bien jugando en cooperativo, pero como digo, no se trata de un género que me guste demasiado. Pero como de costumbre, hay una excepción para todo, y esa excepción es Spec Ops: The Line.
Si cortamos todos lo vídeos, lo que nos queda es un juego de eso: matar a saco. Muy bien hecho, pero de eso trata: matar a saco. Su grandeza reside en su narrativa, ya que mezcla lo mejor de varios tipos de narración (la cinematográfica, la literaria y la videojueguil) para darnos una magnífica historia basada en El corazón de la tinieblas, libro del que se ha basado ese peliculón llamado Apocalypse Now, casi nada.
Por desgracia, esa narrativa tan awesomizante se ve lastrada por su género: shooter puro y duro. Matamos a muchas personas, muchísimas. Puedo entender que los protagonistas son unas máquinas de matar, pero eso de que maten a centenares de enemigos le quita credibilidad a la historia, y es una pena, porque no creo exagerar si digo que se trata de una de las mejores historias de esta generación de videoconsolas.
Incluso con esto, es un juegazo, porque dentro de los shooters en 3ª persona herederos de Resident Evil 4, se desmarca, con una elevadísima variedad de situaciones y una inteligencia artificial más que digna. Si hasta la música, el doblaje, los gráficos y el apartado artístico son sublimes. Es un puto juegazo.
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