lunes, 25 de noviembre de 2013

Crítica cinéfila - Bienvenidos al fin del mundo


De entrada, creo que es conveniente informar de que soy de ese tipo de personas a las que la sociedad maldenomina "antisocial". No porque sea un tipo callado, ni tímido, ni nada por el estilo, si no por algo tan simple como que no me gusta "salir de fiesta". Entiendase con "salir de fiesta" como a irse a puffs/discotecas a beber alcohol sin ningún tipo de control y tener una resaca de caballo al día siguiente. No es por religión ni por nada parecido, si no por lo que yo considero sentido común. Es más, en series como Los Simpson, por lo general, las escenas que menos me gustan son en las que Homer está haciendo tonterías de borracho.

Por esa regla de tres, películas como la que nos ocupa no las vería ni borracho (chiste), ya que el argumento básicamente se resume en un grupo de amigos que van a beber. Y así es. De hecho, si me he interesado por esta película, ha sido porque el director es Edgar Wright, el mismo de esa maravilla ahora olvidada como lo es Scott Pilgrim contra el mundo. Y debo decir que me ha sorprendido muy para bien. Más que centrarse en las tonterías que hacen los borrachos, se centran en algo mucho más importante, en las relaciones de los borrachos, pero sin olvidarse de las tonterías de borrachos.


El protagonista de la historia, Gary (interpretado por un genial Simon Pegg), comienza la película contándonos su recuerdo de como en el último año de instituto él y sus amigos se montaron una gran fiesta, para sorprendernos poco después al ver que ya han pasado muchos años desde ese día, y para Gary, no ha habido absolutamente nada que le hiciera volver a sentir esa felicidad, a excepción de emborracharse más. Gary llega a una conclusión: lo único que puede ayudar a dejar atrás esa depresión que arrastra desde la adolescencia es repetir ese día con los mismos amigos.

En lugar de centrarse en como la lían con su borrachera, Bienvenidos al fin del mundo se centra en algo mucho más interesante: las relaciones entre los amigos. Como han evolucionado, como han madurado, y que visión tienen actualmente de la vida. Pero eso sin dejar olvidada ni por un instante el humor que pide una historia como ésta. Tenemos, por lo tanto, una mezcla explosiva: una historia interesante y con chicha, y sin olvidar en ningún momento la comedia. Por no hablar del giro de guión que da lugar más o menos a la mitad del metraje. No diré nada porque la sorpresa es fundamental, pero es realmente espectacular.


Por desgracia, en los planos técnicos, no destaca tanto. Tiene unos efectos especiales normales (sí, esta película tiene efectos especiales, y muchos, además), algunas escenas pecan de ser un poco mareantes, y en el tramo final de la película, las conversaciones cambian ese tono realista para tener un tono mucho más humorístico y exagerado. Ojo, no digo que empeore en el final, pero al menos en mi opinión, prefería el tono más "realista" del comienzo.

No ganará ningún Óscar, pero no me cabe duda que si existiera la categoría de "película más entretenida", Bienvenidos al fin del mundo lo ganaría de calle.

Nota: 7'5/10

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