En la vida, por norma general, la gente más respetada es la gente seria. Quien siempre mantienen lo que dicen, quien es previsiblemente aburrido de lo firme que se mantiene. La gente "poco seria", aquella que no puede evitar hacer bromas o no se toma tan enserio su imagen frente a los demás, suelen ser considerados un escalafón menor. A Robin Williams y lo que le costó ganar un Oscar me remito.
¿A qué viene esta reflexión inicial? A mis prejuicios. Dada su premisa (un astronauta atrapado en Marte) y sus entusiastas críticas, daba por supuesto que sería una historia muy seria, muy triste y que me llegaría al corazón. Pero para nada. Es ciencia ficción de la dura, de la muy dura, en la que cada átomo cuenta, pero ello no evita que me pueda reír con ella.
Mark Watney, su protagonista, es ante todo un cachondo. Me he reído durante gran parte de la novela, por muy desesperada que fuera su situación, siempre lograba sacarme una carcajada. Y sí, hablo de carcajadas, paré la lectura en más de una ocasión por no poder aguantar la risa. De primeras, maldecía que fuera un libro tan largo, pero a las pocas páginas no podía dejar de agradecer a Andy Weir por extenderse más de 400 páginas en este relato.
Para mi sorpresa, cuando se centra en otras personas logra ser igual de divertido, ya que logra imbuir de vida a cada uno de sus personajes, tanta, que me sorprende sobremanera que sea su primera (y por ahora, última) novela. Supongo que adaptar el guión para la adaptación cinematográfica le habrá dado pingües beneficios, pero espero que no tanto como para dejar atrás el mundo literario, porque se ha ganado a pulso el calificativo de "leer todo lo que haga a partir de ahora".
Al final floja un poco y en algún momento peca de tramposo a la hora de ocultar información, pero son detalles menores. Me lo he leído en 3 días en los que tenía trabajo, sacrificando con ello horas de sueño. Pocos grandes clásicos de la literatura con toda su aburrida grandilocuencia pueden presumir de algo así.
Nota: 8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario