Mucho mito había acerca de lo oscura que es la historia original de Alicia en el país de las maravillas, Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas en su versión original. No negaré que lo leí buscando el morbo de saber lo tenebroso de su argumento, y es precisamente justo lo contrario que se vende en la cultura popular: un cuento de niños. Un cuento de niños con elementos que hoy en día no estarían en los cuentos de niños (como las drogas, o un reina que amenaza con cortar la cabeza cada dos por tres), pero un cuento de niños al fin y al cabo.
La traducción de la obra original de Lewis Caroll es magistral, con superíndices en casi todas las páginas explicándonos el origen de las continuas parodias a la Inglaterra de la época, las referencias literarias y explicando los juegos de palabras. Aunque el trabajo para su comprensión es encomiable, debo decir que se pierde mucha gracia en su lectura al no entender los dobles sentidos de las palabras (recurso que se utiliza en exceso).
Otro fallo que le veo es que aunque las metáforas que utiliza con los animales y objetos parlanchines son buenas, no tienen conexión entre ellas. Alicia ve a un animal o un objeto que habla, el animal/objeto le dice algo, Alicia le contesta y se va. Ve otro animal/objeto, le dice algo, y se va. Así todo el cuento. Por lo que he podido saber, esto es así porque Lewis Caroll en realidad presentaba problemas matemáticos y sus soluciones. Es cierto que las conversaciones están extremadamente cuidadas, siendo todas ellas un desafío hacia la lógica lingüística, pero me sigue dejando un regustillo agridulce.
Su secuela, llamada A través del espejo y lo que Alicia entró allí, tiene un argumento un poco más oscuro (solo un poco, tampoco nada terrorífico), el cual si que tiene un argumento un poco más uniforme, por lo que me ha gustado bastante más. La premisa de la historia es apasionante: la historia se nos plantea como una partida al ajedrez (incluso vemos como avanzan las fichas en unos dibujos), en la cual Alicia empieza como un peón, pero que poco a poco se irá acercando al final del tablero para convertirse en reina.
No puedo dejar de nombrar los dibujos que acompañan el cuento, siendo los principales culpables de que hoy en día se tenga esa imagen de mundo recargado lleno de elementos victorianos. Recomiendo encarecidamente leer las versiones que incluyan estas ilustraciones que fueros creadas junto al cuento original, dibujadas por un tal John Tenniel.
No tendrá nada que ver en su género y en la forma, pero a quien le guste la forma en la que se novelas como 1984 o Un mundo feliz describen con tanta claridad las conversaciones y el mundo en el que se narran, supongo que les podría gustar Alicia en el país de las maravillas.
Nota: 8/10
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