miércoles, 26 de diciembre de 2012

Crítica cinéfila - Los Miserables (2012)


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Crítica de verdad: Nótese que no pongo cualquier película de Disney, sino las que tienen un fuerte componente musical. De echo, si no he puesto otros musicales, es simplemente porque los únicos musicales que he visto en toda mi vida fílmica son los de Disney, a excepción de Moulin Rouge. Y menudos musicales, oiga.

Con toda seguridad, mucha gente irá al cine sin tener ni idea de que Los Miserables se trata de un musical, por muy claro que quede en el traíler, ya que el reparto es la típica reunión de estrellas-guapitos: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway y Amanda Seyfried, ni más ni menos. Aunque a excepción de Hugh Jackman (La fuente de la vida, El truco final) ninguno de los demás intérpretes son santo de mi devoción, si que es cierto que atrae la idea de ver una película con este reparto, más aún para el público mayoritario.


Para el público no acostumbrado a los musicales (como yo mismo), eso de ver durante 152 minutos a gente cantando sin parar puede sonar pesado de primeras, pero lo cierto es que una vez acabada la película cuesta comunicarse con otra persona sin cantar. Si, lo sé, suena muy cursi, pero la película me ha gustado tanto que me dan igual las cursilerias.

En una historia como Los miserables los sentimientos son lo más importante, cosa que no acabó de estar bien reflejada en la anterior adaptación que protagonizó Liam Nesson en 1998, y que gracias al formato musical, en esta adaptación les ha quedado maravillosamente.

Uno de los aspectos que más me ha sorprendido es el gran talento de los actores protagonistas en el canto, tanto que me extraña que se hayan dedicado al cine y no a la música. En especial Russell Crow, un actor del que nunca he entendido su éxito en el mundo del cine, ha demostrado tener una cantidad de registros vocales que bien podría utilizar para ser una estrella del rock.


Anne Hathaway hace una actuación buscadora del Óscar (que no merecedora), Hugh Jackman hace gala de su capacidad dramática (la que debe hacer, no la de guaperas) y Amanda Seyfrield hace de niña bonita con voz aún más bonita. Y porque no decirlo, el tamaño de sus ojos hace que en ocasiones su belleza se torne a algo un poco grotesco.

La película sabe transmitir emociones gracias a las canciones y a las actuaciones, aunque hay un fallo: le dan demasiado énfasis a las emociones y muy poco a la historia principal. Vemos que de una escena otra pasan varios años, y no nos explican como los personajes han llegado donde están ni por qué. Para quien conozca la historia de Los miserables, ya sea habiendose leido el libro, habiendo visto la obra de teatro o habiendo visto alguna de las múltiples adaptaciones cinematográficas anteriores, puede no ser un defecto, pero por culpa de este aspecto el filme se va a llevar muchos palos. Es más, es muy probable que la gran queja del público idiota general sea que de una sola mirada Cosette y Marius se enamoran, queja que veo del todo estúpida en una cinta como esta.


Conclusión: No voy a decir que es la película del año, porque este año han salido algunos clásicos instantáneos como Looper, El caballero oscuro renace o El mundo es nuestro, pero sin duda se quedará en mi corazón cinéfilo por su gran emotividad, y sobre todo, por ese precioso final.

Nota: 7'7/10

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