Me gusta mucho las historias de ciencia ficción distópicas. Me encantan. Es mi género favorito. He leído los libros más destacados de este sub-género (1984, Un mundo feliz, Fahrenheit 451 y Nosotros), he visto infinidad de películas (incluso despropósitos como In Time me gustan por su ambientación), y he jugado a todos los videojuegos que he podido conseguir del susodicho género. Por ello, jugué como un poseso a Dishonored nada más cayó en mis manos.
Artísticamente es un auténtico portento, ambientando a la perfección esa ciudad victoriana/ballenera: sin ninguna casa igual que otra, con muchísima historia secundaria en forma de diarios y libros dispersados por los escenarios, enemigos no tan jodidamente idiotas e inútiles como en la inmensa mayoría de juegos de infiltración, con multitud de caminos posibles...
Y con multitud de caminos posibles me refiero a que hasta el edificio más insignificante tiene varias formas de acceder en él. Por una ventana abierta, saltando desde el tejado del edificio de al lado, rompiendo un tablón que impide su entrada, poseyendo en una rata o en un pez para entrar por alguna pequeña rendija, teletransportándose...
