En su día, en la tristemente extinta revista PC Live, le dedicaron un excelente artículo y la portada a una aventura gráfica que venía con la intención de revolucionar por completo el género: Fahrenheit. En ninguna otra revista, ya fuera física u online, nombraron el susodicho juego, pero dada la calidad de la revista nombrada, me decidí a probar el juego cuando saliera, a pesar de ser un auténtico profano en el género de las aventuras gráficas (y lo sigo siendo).
Varios meses después, tras conseguir unas notas notables aun sin llegar a ser un superventas, pude probarlo, y como dirían los jóvenes que frecuentan los rincones más oscuros de los parques municipales, lo flipe. Nunca, y cuando digo nunca digo nunca, había visto nada parecido. Soy consciente de que en la época del fallido Mega-CD de Sega ya existieron multitud de "películas interactivas", y de que el legendario Shenmue de Dreamcast tenía las bases, pero esa sensación de meterse dentro de la historia y ser el verdadero responsable de lo que pasaba en pantalla fue simplemente irrepetible.
