domingo, 10 de abril de 2016

El Gamer invisible: Medievil 2


Me encantaría hacer un análisis de Medievil 2. En serio, me encantaría. Pero he tenido una historia de terror con él. Y no lo digo porque sea un juego en el que te enfrentes contra fuerzas sobrenaturales, ha sido por algo mucho más real: la incompetencia de la industria del videojuego para que los jugadores de ahora disfruten de videojuegos antiguos.

Resulta que tengo el videojuego original, con su manual de instrucciones y todo. Dado que no podía jugar con la PSX porque se me estropeó la ranura para la Memory Card, lo puse en mi PS3, pero cual fue mi sorpresa al darme cuenta que el juego estaba rayado, provocando unas relentizaciones muy molestas. Me planteé comprarlo en la tienda digital, pero tuve una desagradable sorpresa al ver que solo estaba el primero. Y además, por lo sé, con un bug que lo hace casi injugable.

Así que tuve que tirar de emulación. He jugado a través del ordenador a pocos juegos de PSX, y recordé la razón: las putas BIOS. Tengo que probar una por una hasta encontrar la que se supone que funciona con la región del juego emulado. En serio, queridos programadores, ¿tan difícil es hacer un emulador universal donde funcionen todas las versiones? ¡Si solo son tres regiones!

Quien lo haya sufrido, me entenderá.
Pero bueno, una vez superado este obstáculo, me pongo a jugar y me paso el primer nivel, y al llegar al segundo, hay un bug que provoca que el juego entre en un tiempo de carga infinito. Investigué un poco, y resulta que era un bug que se daba en muy pocas de las PSX en el momento de su lanzamiento, pero que luego resultó insalvable para el resto de consolas, y esa es la razón por la que no está disponible para PS3. ¿Arreglaron el bug para que toda una generación de nuevos jugadores descubrieran el juego? No, simplemente condenaron a Medievil 2 al olvido. Lo cual me parece vergonzoso, puesto que con un par de clicks, encontré una versión pirata que arreglaba el bug en cuestión.

Así que una vez descubrí esa versión, continué con la aventura y al poco tiempo el ordenador se me bloqueó. "No tiene importancia, lo reiniciaré", pensé despreocupadamente. La segunda vez que volví con Medievil 2, no solo se me bloqueó el ordenador, sino que me saltó la temida pantalla azul. "Hasta aquí", sentencié. Puede que no fuera culpa del emulador, ya que lo he usado en el pasado y no me había dado esos problemas, pero ya eran demasiados obstáculos como para no darme cuenta de que el destino trataba de decirme algo.

Puede que fuera parte de un juego metanarrativo que no llegué a entender.

Y es una pena, porque tal y como indico en mi lista de videojuegos favoritos, el primer Medievil es uno de mis juegos preferidos, por lo que le tenía muchas ganas. Si no había jugado hasta ahora, era simplemente porque no quería que un exceso de expectación dañara mi opinión hacia la secuela. Creía que el hecho de que Angol me lo propusiera para el Gamer invisible era la motivación necesaria para que lo disfrutase de una vez por todas, y lamento con toda mi alma no haber podido cumplir.

¿Una valoración del juego en cuestión? Dado que lo jugué en su día y ahora he podido testear un poco su manejo en los primeros niveles, lo que me queda claro es que no es ni de lejos tan redondo como el primer Medievil. Las animaciones son algo toscas, la cámara está poseída y los combates son algo alocados.

Eso sí, el diseño de niveles es notable, y recuerdo que había momentos tan geniales como que un pájaro le arrancase la cabeza al protagonista o un combate de boxeo en el que se le caían las extremidades, hasta el punto de que solo le quedaba la opción de dar cabezazos.

Pero como digo, no me veo capacitado para dar una opinión objetiva. Solo me queda mi opinión de cuando lo jugué siendo niño (llena de entusiasmo) o mi experiencia como adulto (llena de odio ante las trabas).

Esto debería haber sido el análisis de Medievil 2, pero ha terminado siendo una oda a lo bonito que era todo antes y lo poco que se respeta en el día de hoy lo clásico si no resultó ser un éxito de ventas. Maldita sea, me estoy haciendo viejo.

¡Te odio, destino! ¡Era un juego en el que controlaba a un zombi metiéndose de hostias con los fósiles de un Triceratops sin cuernos que escupía fuego! ¡Te odio, destino!

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