sábado, 23 de noviembre de 2013

[Top 100 - Mis videojuegos favoritos] #70 Tales of Symphonia


A pesar de que me considero un gran fan de los RPG japoneses de toda la vida, he jugado muy pocos. Casi casi, lo único que he jugado en profundidad ha sido Final Fantasy, Pokémon, Kingdom Hearts, The World ends with You, y poco más. Es un gran vacío que tengo en mi conocimiento videojueguil, ya que he comenzado a jugar a muchos, pero pocos me han logrado enganchar. ¿La razón? Las típicas japonesadas shonen.

Para cualquiera que haya visto unos pocos animes o haya leído unos pocos mangas sabrá de lo que hablo: protagonista tonto y bonachón, secundario que parace el némesis del protagonista pero luego se hacen amigos inseparables, tetona tonta, profecías, abuelos salidos, malos muy malos... No voy a negar que me gustan algunas historias de este tipo (Dragonball, Naruto), pero este tipo de género es muy cansino, y por lo general, es el predomina en el 95% de los RPG japoneses. Esa es la razón por la que he jugado tan poco al género, además de que muchos lleguen a España sin traducir.


Tales of Symphonia no se salva para nada en este aspecto, ya que los personajes principales no pueden ser más típicos. Pero en cierto modo, ahí reside su grandeza: a pesar de tener unos personajes nada originales y una historia contada de una forma tan poco arriesgada, consigue sorprender. Es más, el momento "cambio de mundo" (quien lo haya jugado sabrá de lo que hablo) me parece un giro de guión de manual.

Jugablemente, un poco lo mismo que con el argumento: al principio parece simple y fácil, y aunque si que es cierto que la aventura es muy accesible (con algún que otro momento en el que la dificultad se descontrola), tampoco supone nada extraordinario en el plano jugable. Gráficamente, más de lo mismo: escenarios sin demasiado detalle, animaciones cumplidoras y poco más.

¿Por qué me gusta tanto este juego? No lo sabría decir con claridad. Supongo que tiene mucho que ver con ese momento de "cambio de mundo" del que he hablado antes, ya que a partir de ese momento, la calidad del juego solo va hacia arriba, aunque en muy contadas ocasiones llegue al sobresaliente. Puede parecer una tontería, pero dejar una buena sensación al finalizar la aventura es mucho más importante de lo que parece.


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