Este último mes he visto algunas de las películas más cacareadas del pasado año 2012, con algunas decepciones que me han hecho replantearme si eso de ser aficionado al denominado "cine gafapasta" es bueno para el cerebro. Si veo más películas como las que ocupan los dos últimos puestos en un espacio reducido de tiempo, renuncio al cine y me voy a vivir a una cueva.