martes, 24 de julio de 2012

Sueños de un barbudo - Leyendas del cine y la bibliotecaria sexy


Estreno nueva sección, una sección que puede ser legendaria. Mis sueños son dignos de llevar a la gran pantalla. He soñado de todo: grandes aventuras interplanetarias, realidad virtual videojueguil, sexo, asesinatos, miedos infantiles, sexo siniestro, besos románticos bajo la lluvia dignos de cualquier cutre-película de Sandra Bullock, sexo romántico, historias fantásticas dignas de Tolkien, dramas bélicos, sexo grupal, recuerdos lejanos vistos de otra manera, el interior de la mente, sexo pornográfico, música heavy inventada por mi subconsciente, películas con actores famosos incluidos, sexo, sexo, sexo...

La lástima es que, como le suele pasar a la mayoría de los mortales, me olvido de la mayoría en cuanto me levanto, solo acordándome de la esencial. Pero hoy he soñado algo muy chulo, y me he esforzado en recordarlo, ya que en cierto momento del sueño me he dado cuenta de que soñaba, lo que ha permitido a mi mente concentrarse en dicha labor. Sin más dilación, procedo a contarlo:

Tal y como dicen en Origen, nunca te acuerdas de como comienza tu sueño, así que no sé muy como, pero un grupo de amigos y yo nos encontrábamos en Concentaina (un pueblo que hay al lado del mío), a lo que vimos una vieja casa, y nos decidimos a entrar. Ante nuestra sorpresa, cuando entramos vimos que estaba en unas condiciones excelentes, además de haber una simpática relaciones públicas ahí, en un mostrador.

Nos contó que es una casa donde pasó una noche Marylin Monroe en un viaje que hizo por Europa (cosa que es imposible que pasara, para una prueba visitad la ficha de Concentaina en Wikipedia y veréis que es el típico pueblo cutre). Lo más posible es que mi mente pensara en Marylin Monroe porque poco antes de dormir vi un rap absurdo en el que se peleaban en una batalla de gallos Marylin Monroe y Cleopatra. Es una tontería, y se ve que mi mente almacena tonterías.


Pero la locura histórica no acabo ahí, no. En el mundo de mi sueño, resulta que Marylin Monroe estaba casada con Charles Chaplin. Si, exacto, el famoso actor/director, autor de obras maestras del celuloide como El gran dictador y Tiempos modernos. No entiendo la razón por la que mi mente emparejó esos dos artistas, pero el caso es que lo hizo. Y ojo, que según mi sueño, Charles Chaplin seguía vivo y estaba en esa casa para recibir a los visitantes. Como si una leyenda como él no tuviera otra cosa que hacer.

Chales Chaplin nos hablaba en perfecto español, contándonos como Marylin arrastraba la manta cuando dormían, haciendo que pasara frío por la noche. No recuerdo muy bien como, pero recuerdo que lo contaba de una manera en la que mis amigos y yo no parábamos de reírnos.

Charles Chaplin anciano

Una cosa muy curiosa es que aunque conozco el aspecto de Chaplin cuando era anciano, en mi sueño tenía el mismo aspecto que mi abuelo, el cual era un gran fan del mencionado director. Es por mi abuelo por lo que soy un gran aficionado al cine, y es posible que por ello mi mente mezclara esos dos conceptos en principio tan distantes.



Pero aún no ha llegado lo mejor, amigos. Recuerdo cambiar bruscamente de lugar, cambiando de estar acompañado de mis amigos en Concentaina, para llegar a estar yo solo en mi pueblo natal, en la biblioteca. Entré en la biblioteca, a lo que vi que la bibliotecaria no era la que está comunmente, sino que era ni más ni menos que Jessica Lynn. Exacto, la porno-star.

No voy a nombrar el vídeo en el que la vi ayer, ya que con toda probabilidad esto lo leerá mi madre (ya os facilitaré esa información en cuando lo lea), pero la cosa es que vi un vídeo en el que ella era una de las protagonistas. No penséis mal, en el sueño no hacía nada sexual, hacía su trabajo de bibliotecaria: ordenar libros y ayudar a la gente a buscar los que necesitaban.


A pesar de que en el sueño yo no pensaba en que era una actriz porno, la veía como una chica preciosa, lo que provocaba que le hablara incorrectamente y tartamudeando, como me ha pasado alguna vez cuando entro en un establecimiento en el cual la dependienta tiene dos grandes y bonitos pechotes ojos. Como si de una película se tratase, "la cámara" la enfocaba en unos primeros planos en los que se podían ver perfectamente sus hermosas facciones y el hipnótico brillo en los ojos tan característico de la biblioteca de mi pueblo, en la cual ponen unas luces casi tan brillantes como el mismísmo sol, las cuales estaban todavía más exageradas en mi sueño.

El libro que le pedí fue La revolución de Atlas, novela en la que está basada (muy libremente) el popular videojuego Bioshock. Justo en ese instante, fué cuando me dí cuenta de que estaba soñando, ya que ni de coña me leía un libraco tan gordo como ese, el cual se compone de nada más y nada menos que 1.300 páginas, siendo una de las novelas más largas jamás escritas. Es curioso que me diera cuenta de que estaba soñando cuando tuve un pensamiento que perfectamente podría haber tenido despierto.

He buscado alguna imagen en la que salga con un libro en la mano, pero nada.

La chica de mis sueños Jessica Lynn bajó al almacén a buscar el libro, y el que me dió era bastante más pequeño de lo que se suponía que debería ser. Por supuesto, cuado le vi subiendo las escaleras, me maravillé de su belleza, viendo como su larga cabellera rubio platino se ondeaba gracilmente al mover su esbelto cuerpo. Creo que esta escena la vi en cámara lenta, y es posible, al fin de al cabo era un sueño.

Y hasta aquí lo que recuerdo. Hasta que inventen una máquina en la que se almacenan sueños (y espero que la inventen dentro de poco, de mis sueños saldría porno de muy buena calidad), escribiré los que recuerde (y tengan chicha que contar, lógicamente) en este infame blog.

No hay comentarios:

Publicar un comentario