domingo, 7 de diciembre de 2014

Crítica comiquera - Noé


En el momento de su estreno, Noé me pareció la gran decepción cinematográfica de lo que llevamos de año, como ya pude dejar constancia. Pero he de admitir que con el paso de los meses, a medida que ha ido calando en mi memoria, ha mejorado considerablemente en mi cabeza. Lo imperfecto del héroe que debe ser perfecto, el tormento (je) que le supone actuar de la manera que debe actuar, lo desprotegido que está ante los designios del creador... Sí, la película sigue teniendo esos problemas que ya comenté, pero debo reconocer que es mucho mejor de lo que valoré en un principio.

Pero una cosa que no sabía es que antes de que la película empezara su producción, Darren Aronofsky ya estaba escribiendo la historia de Noé en formato cómic. No era su primer trabajo en este campo, pues ya hizo una especie de adaptación/reimaginación de La fuente de la vida (obra maestra) en una novela gráfica que está muy bien considerada.


¿Cómo es el cómic de Noé? Pues muy parecido a la película, la verdad. En esencia, la historia es prácticamente idéntica, con sus virtudes y sus defectos. Pero repasemos por un momento, ¿cuáles son los defectos de la película? Aspecto físico de los personajes nada acorde con la época, escenarios algo sosos en ocasiones, efectos especiales muy irregulares, batallas mal rodadas... Defectos que se pueden ver solucionados sin demasiados problemas en un cómic bien dibujado. Y menudo dibujo, por el amor de Dios (je).

El dibujante es Niko Henrichon, autor que se ha hecho un nombre gracias a colecciones como Los cuatro fantásticos, Fables o X-Men. ¿Menudo currículo, verdad? Los dibujos no solo están detalladísimos, sino que contribuyen enormemente a la propia narración. Por ejemplo, hay momentos donde la luz que sale a través de las nubes expresa muchas cosas, y si no fuera por el genial dibujo, no lograría transmitirnos esa sensación. Ídem con los momentos más sangrientos.


Noé es un cómic con chicha, con una decostrucción de una figura ya no heroíca, sino biblica e incluso mesiánica, y lo transmite con un argumento complejo, triste, duro y nada reconfortante. No te preocupes si te auto-declaras ateo (no hay nadie más ateo que yo), pues a pesar de todo lo relacionado con la religión, en ningún momento te quiere inculcar valores religiosos, más bien todo lo contrario.

Entonces, con que me quedo, ¿con la película o con el cómic? Con el cómic, sin ninguna duda, a pesar de que se pierda la fantástica banda sonora de Clint Mansell por el camino. Es más, no tiene porque, puedes escucharla mientras lees.

Nota: 8/10


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